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¿Cómo ayudar a los niños a manejar en enojo?
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¿Cómo ayudar a los niños a manejar en enojo?

El enojo es una emoción básica que sentimos todos. Es normal y suele ser saludable. Sin embargo, cuando se pierde el control, el enojo se torna destructivo.

A los niños puede traerles problemas con su familia, sus compañeros y su rendimiento escolar.

La manera natural de expresar el enojo consiste en responder con agresión. Es la respuesta instintiva ante la percepción de amenazas físicas o verbales. Sin embargo, responder agresivamente a cada situación de amenaza no es sano ni
seguro. La violencia acarrea problemas sociales, dificultades con la familia, problemas con la justicia y un daño físico o emocional. Por lo tanto, es importante enseñar a los niños, desde pequeños, formas saludables de controlar su ira.

¿Qué hacer?

En primer lugar, recuerda que tus hijos imitan tu conducta. Si te enojas con facilidad, gritas y/o actúas bruscamente, les estás enseñando que es válido enojarse.
Si niegas que estás enojado, pero tu conducta es agresiva (tu tono de voz, palabras, gestos, etc.), les enseñas a negar lo que sienten. Para dominar o cambiar una conducta, primero necesitamos reconocerla.

Para ayudarlo a controlar su enojo, utiliza las siguientes estrategias:

  1. Es importante que se ponga en el lugar de su hijo. El entender a su hijo y sus sentimientos, no es para que lo compadezca o le permita actuar como él quiere. Simplemente es, para que sepa que existe una causa justificada, y que necesita manejar con su hijo las dudas, temores y pérdidas, que esta situación está provocando.
  2. Ayude a su hijo a reconocer sus emociones y a darles un nombre.
    Un niño que grita o agrede, puede estar enojado, asustado o deprimido. Una vez que pueda expresar lo que siente, dígale que entiende lo que le pasa, porque usted también se siente mal con todo lo que está sucediendo.
  3. Averigüe lo que piensa o de que tiene miedo.
    Pregúntele, no de por hecho, que ya lo sabe. Recuerda que aunque su hijo se parezca a usted, son completamente diferentes en la manera de ver el mundo y en la habilidad que tienen para entender y resolver los problemas. Recuerde que la lógica de los niños, es completamente diferente a la de los adultos, por lo que quizás le cueste trabajo comprender sus pensamientos y sentimientos.
  4. Ayude al niño a calmarse. Con voz firme y normal, dígale “BASTA o TRANQUILIZATE” y sugiérale alguna manera de calmarse:
  • “Ve a la silla y siéntate.”
  • “Respira cinco veces profundamente.”
  • “Cuenta hasta 25 en voz baja.”
  • “Repíteme: estoy tranquilo, estoy tranquilo.”
  • “Ve a tu cuarto, y lava tu cara con agua fría.”
  • Ayude al niño a darse cuenta que ha logrado calmarse.
  1. Cuando el niño se ha calmado, pídale que piense las razones de su enojo. Escuche con calma y respeto, sin interrumpirlo, para realmente escuchar  lo que el niño está diciendo. Recuerde que la gente se enoja cuando piensa que está pasando algo que es injusto o incorrecto. Ayude al niño a describir lo que causó el enojo.
  2. Explíquele que tiene derecho a estar enojado, pero que no tiene derecho a portarse mal, desquitarse o lastimar a los demás. Que sus gritos, berrinches o malas conductas, no cambian la situación, ni la evitan.
  3. Ayude a su hijo a empatizar con los sentimientos de otros, ya sean los suyos o los de otra persona. Esto significa ayudar al niño a entender los puntos de vista, las emociones, y las acciones de otras personas.
  4. No se burle del niño, ni de su forma de pensar o sentir. Sus pensamientos y sentimientos pueden parecer ridículos para un adulto, pero pueden ser perfectamente normales y lógicos para un niño. Si realmente lo entiende, puede ayudarlo a modificar, aceptar o manejar la situación que le está causando dolor y a disminuir o eliminar su coraje.
  5. Ayúdelo a ver las consecuencias de sus actos, a corto y a largo plazo.
    A entender que, aunque de momento se sienta mejor, porque desquita su coraje, a largo plazo se dañan sus relaciones y provoca respuestas de mayor agresión, castigos, etc.

Pregúntele, ¿Qué es lo que desea lograr con su conducta agresiva?
¿Realmente cree que gritando o pegando, lo va a lograr y se va a sentir bien?  Busquen juntos, opciones para lograr lo que desea, siempre y cuando sea posible y dependa de él. Si desea desquitar su coraje, que salga a correr, le pegue a un cojín, etc.

  1. Establezca consecuencias y límites claros y específicos. Habla con él sobre lo que sí puede hacer y lo que no y que va a suceder, cuando actúe mal.
    Es importante que sea consistente en su conducta, ante sus acciones.
    Si un día lo regaña, otro habla con él y otro no le hace caso, no lo ayuda y pierde autoridad ante él.

Ayúdelo a sentirse en control de ciertas cosas. Permítale que él decida, cuando sea posible, sobre sus actividades, ropa, etc., y respete su decisión. Pregúntele su opinión sobre algunos aspectos, sobre todo los relacionados con él y procure tomarlo en cuenta.

Si no lo hace, explíquele el motivo y la razón por la que escogió otra opción.

  1. Cuando le llame la atención o lo castigue, califique su conducta, no su persona.
    Es muy diferente decir: «A las personas hay que respetarlas», que «Eres un mal educado, grosero, etc.»

Por muy enojado que esté, no haga comentarios como:
«Ya no te aguanto», o  «no sé qué hacer contigo», porque aunque para ti son sólo palabras, para los niños tienen un significado real.

  1. Ayude al niño a escoger la mejor solución para resolver el conflicto. Esto puede incluir:
    • Pedir disculpas.
    • Pedir ayuda a un adulto.
    • Alejarse de la situación.
    • Declarar firmemente la razón de su enojo y después alejarse de la situación.
    • Llegar a un acuerdo con el otro niño sobre las reglas de juego o el uso de un juguete.
    • Irse a un lugar especial para tranquilizarse.
    • Hacer algo distinto que entretenga al niño.
  2. Muéstrele su amor constantemente. Dígale que lo quiere, no de por hecho que él lo sabe. Puede decirle, por ejemplo: «Te quiero mucho, pero me molesta cuando…»
  3. Reestablezca su relación con su hijo. Dígale que lo quiere mucho, pero que su mal comportamiento debe cambiar.
  4. Alábelo o recompénselo por sus esfuerzos o por cualquier cambio positivo cuando se enoja o cuando trata de calmarse, y escoge mejores soluciones para resolver el conflicto.

 

 

 

 

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